Para mantener la vitrocerámica de casa en perfectas condiciones es necesario un gasto notable en productos específicos para su limpieza y brillo. Tales productos pueden ser perfectamente sustituidos por el amoníaco, un gran desinfectante que podemos encontrar en cualquier casa, ideal para la limpieza de la cocina a fondo y la limpieza doméstica.
El truco de hoy consiste en mezclar en un recipiente dos vasos de agua con unas 4 o 5 gotas de amoníaco. Impregnaremos una bayeta con esta solución y la aplicaremos sobre la vitrocerámica para eliminar la suciedad. A continuación volveremos a pasar la bayeta por encima pero esta vez sólo ligeramente humedecida con agua, será necesario que nos aseguremos previamente de haberla enjuagado bien para eliminar todo el amoníaco. Finalmente, con un paño suave repasaremos la vitrocerámica para eliminar el agua restante.
Podéis utilizar este procedimiento siempre que sea necesario limpiar la vitrocerámica, así conseguiréis mantenerla continuamente limpia y brillante a un bajo costo.